Derecho público constitucional – Cathedra Juridica

Prólogo:

Es un gusto enseñar Derecho Público Constitucional, de Félix V. Lonigro, una obra al estilo de los buenos manuales de la especialidad, pero que aquí tiene como receptores, además de alumnos de derecho, los de carreras próximas, como Ciencias Económicas, que asimismo tienen dentro en su currícula a esta materia.

Esa orientación justifica de manera frecuente que el creador desarrolle un esfuerzo pedagógico particular, como es el de ingresar al lector en temas que en Abogacía tienen la posibilidad de darse ahora por sentados, por haberlos estudiado los estudiantes en otras materias, pero que en niveles universitarios diferentes cabe argumentar con mayor llaneza y datos anteriores.

Lonigro, letrado por la Facultad de Buenos Aires, tiene una dilatada trayectoria como enseñante en la Capacitad de Derecho y en la de Ciencias Económicas de esa casa de estudios. Se desempeña asimismo en universidades privadas, y es ya un veterano creador que ha anunciado múltiples libros sobre Derecho constitucional argentino.

Ha ejercido su profesión singularmente en el campo de la función pública, pero, polifacético como es, complementa su despliegue personal en el campo periodístico, donde del mismo modo ha ditado mucho más de cien notas en diarios de primera línea y gacetas en general o jurídicas preparadas. Incursiona del mismo modo en espacios radiofónicos, en los que conduce programas vinculados con el Derecho público.

Buen expositor y polemista (tuve ocasión de conocerlo y meritar sus características en el Seminario sobre Derecho Procesal Constitucional profundizado, que dirijo en la Capacitad de Derecho X Derecho Público Constitucional Lonigro de la Facultad de Buenos Aires), sus medites son agudas y motivantes. Afirmemos, además, que no se aúna a los especialistas en sitios recurrentes o en alegatos a la tendencia (por mucho que ella sea académica), sino prioriza la franqueza y el los pies en el suelo, con una fuerte dosis de sinceridad y realismo que escapa del aplauso simple o del diletantismo demagógico. Valga como un ejemplo su de adelante tutela de la independencia de circulación, ofendida el día de hoy cotidianamente por cortes de sendas y arterias urbanas, ejecutados por la fuerza, en los que sus personajes principales no vacilan tampoco en usar la crueldad para castigar físicamente a quien, usando de un derecho constitucional explícito, quiera transitar libremente por el territorio argentino.

Resumiendo, tal feliz heterogeneidad en la vida de Lonigro va a potenciarlo para afrontar con soltura la compañía que en este momento encara. Estas pinceladas son útiles, por consiguiente, para comprender el ritmo claramente ágil que tiene este Derecho Público Constitucional, que con un lenguaje directo y alcanzable aborda los puntos vitales de nuestra materia. Lo realiza, asimismo, con indiscutibles características educativas, donde exhibe la virtud de escoger, para su régimen, la esencia de los temas dirigidos. Se habla, de hecho, de afrontar un trabajo de dura síntesis, que prueba el olfato del creador para advertir qué es lo primordial y qué lo accesorio. Labor nada fácil, a propósito, en un campo tan dilatado y dinámico como es el Derecho constitucional.

El carácter comprimido de este tomo enseña, entonces, que no tenga carácter enciclopédico, ni que pretenda cubrir todo el plexo doctrinario y jurisprudencial vertido en la temática constitucionalista. Apremiado por la tensión que existe entre un panorama muy, muy amplio y la brevedad de un compendio, el creador optó (y es una opción alternativa intelectualmente lícita) por una lectura esencialmente caracteristica de esa rama del derecho, con un ritmo prácticamente informal y dialógico con el lector, ceñido a los puntos claves de la especialidad.

El avance del libro, sin ser excéntrico, se separa en decisión correcta del diagrama clásico. Cabe nombrar que sus episodios básicos abordan —en este orden— el Estado, la teoría de la Constitución, el federalismo, la actividad económica del Estado, los derechos subjetivos, las garantías constitucionales, los delitos y Prólogo XI las urgencias constitucionales, la representación política y, al final, los tres órganos tradicionales del Estado, para acabar en el en este momento sin dependencia Ministerio Público. Como conclusión, hay un análisis integral del artículo de nuestra Ley Suprema, bien que, repetimos, con una programación autoral propia.

El lector va a hallar un artículo demasiado actualizado, con especificaciones y encuadres del material fáctico y normativo argentino atractivamente propuestos. En verdad, por poner un ejemplo, los referentes a la app de la Ley de Acefalía, al curso de las presidencias, el sistema electoral y los partidos, lucen entre los mucho más claros y conseguidos que hay en la literatura enfocada. Con determinada continuidad, se dan a conocer, asimismo de forma atrayente, los antecedentes patrios, con lo que se consigue un ilustrativo engarce entre el pasado y el presente.

A ello se aúnan medites críticas donde el creador enjuicia con energía reglas y hábitos de los operadores políticos de la constitución. En un país donde desde hace un tiempo domina la anomia y el “todo vale”, que sufre concomitantemente de un prominente nivel de desconstitucionalización, agravado por interpretaciones mutativas muchas veces corruptoras de la Ley Suprema, y, en el momento en que no, infracciones directas a ella, perpetradas con frecuencia por agentes gubernativos pero acompañados de la cooperación o el silencio evasivo de una gran parte de la sociedad, el tono de demanda que campea en múltiples de sus páginas torna especialmente atrayente a este meritorio compendio del derecho constitucional nacional.

Al fin y al cabo, no es incierto pronosticar una aceptable acogida del volumen, que cumple las misiones fijadas y se proyecta, tanto por su lenguaje como por su tónica, quizás sin proponérselo, al público por norma general.

Néstor P. Sagüés

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